Al iniciar la función de docente, con todo del temor que pude juntar desde que me ofrecieron cubrir a un grupo hasta estar parado frente a los alumnos, se me vino a la mente partes de los procesos de mi formación, recordé como eran algunos de mis maestros, recordé un sinfín de situaciones, claro que dudé entre salir corriendo del aula o bien enfrentar mi realidad.
Desde un principio supe que debía realizar acciones diferentes con el firme propósito de mejorar mi clase, por captar la atención del grupo en aras de lograr el aprendizaje en ellos. Con ese firme propósito inicié mis primeras asignaturas, me esforcé por enseñar, ya que así era el modelo educativo, di lo mejor que tenia a mi disposición y creo que no me fue tan mal.
Con el paso del tiempo reflexioné sobre la función que desempeñaba y me percaté que el aprendizaje no es privativo del docente, es más, tanto aprende el alumno de su maestro como el maestro aprende del alumno. De igual manera entendí algunas de las frases que escuche en algún lugar, quizás en un curso de capacitación en alguna empresa donde laboré, “el conocimiento por sí mismo no sirve de nada si no somos capaces de aplicarlo en un contexto con algún fin predeterminado”.
También me di cuenta de que es necesario saber que conocimientos previos tiene el alumno, ya que es fundamental para la construcción de un nuevo conocimiento. Una casa no puede edificarse si no cuenta con cimientos sólidos.
Al repasar parte de mis inicios con la docencia me doy cuenta que nuestra tarea es compleja, y no por ello deja de ser gratificante ni mucho menos interesante, el ser docente implica esfuerzo, ganas de hacer las cosas, paciencia, perseverancia y muchos atributos más. A final de cuentas, considero, que ser docente es una de las actividades más bonitas a las que un ser humano se puede dedicar, ya que encuentra satisfacción del trabajo realizado, casi de manera inmediata, cuando vas por la calle y te saludan tus alumnos, percibes como es el saludo y vas identificando como te ven, y de cierta manera percibes si tu trabajo es reconocido.
En ocasiones tendemos a criticar a los compañeros, que si utiliza un lenguaje elevado para los alumnos, que si es intransigente, no enseña, es intolerante, no planea sus clases, tiene mala actitud, y podemos enumerar una larga lista de malas prácticas, pero ahora yo estoy frente a grupo y tengo la responsabilidad de ser congruente con mi decir y mi accionar. Si critique a mis maestros de cualquier nivel, ahora que estoy frente a grupo, tengo que evitar esas malas prácticas y ser comprometido con mi función, ser profesional, honesto, planeador, perceptivo, etc.
La docencia es una aventura que estoy dispuesto a seguir mientras tenga ganas de vivir.
Hola Alberto.
ResponderEliminarAl dar lectura a tu artículo "la aventura de ser docente" me hiciste recordar mis inicios como docente. Es bueno resaltar las cosas buenas y malas de nuestros compañeros, mas sin embargo me quedo con las buenas promoviéndolas y mejorándolas. Creo que todos somos buenos maestros, y uno de ellos eres tu por las forma como te expresas. Te felicito por esa forma de pensar y actuar que te llevará al éxito. Buen día. Hasta pronto.
Nota: Estoy en espera de tu participación en mi blog. Gracias.
Hola mi buen amigo, soy Neto amigo del manig"ui, muy bueno tu blog, te felicito y enhorabuena, mi correo es cesareqm@hotmail.com, que bueno que formas a las futuras generaciones de informatica, espero saber mas de ti por este tu blog.
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